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Clásico

A la madera

Por César R. Cabrillo

Vuelve la magia del fútbol


 

Se ha hecho larga la espera, incluso algunos pensábamos que la temporada estaba acabada, pero después de tres meses el fútbol vuelve y el balón echa a rodar de nuevo con una liga de once emocionantes partidos en la que todavía está todo por decidir, sobre todo en lo que concierne en la lucha por no descender en la que Real Valladolid parte con cuatro punto de ventaja.

 

El fútbol vuelve, pero no será tal y como lo recordábamos. Las gradas estarán vacías, los equipos no tendrán el aliento de su público (por el momento). Tal vez sea raro ver los estadios sin público, pero nos permitirá ver el fútbol de una manera diferente y poder escuchar lo que dicen los futbolistas en cada partido, porque aunque no tengan a la afición de su lado, ellos estarán inmersos en su trabajo, ganar el partido y tratar de brindar a todos sus seguidores la victoria que les gustaría poder celebrar desde la grada.

 

El fútbol ha cambiado porque el coronavirus lo ha querido, ya no es solo que no habrá gente que disfrute de su equipo en las gradas, sino que ni los propios futbolistas podrán celebrar los goles como todos lo recordamos. Por el momento es lo que toca, no será lo mismo, pero al menos algo es algo.

 

Once finales le quedan por delante al Real Valladolid, once partidos a vida o muerte en los que tiene que conseguir las permanencia y para ello es vital sacar adelante estos dos primeros encuentros ante Leganés y Celta, dos rivales directos por evitar el descenso. El trabajo de estas últimas semanas después de meses parados será clave, al igual que la aportación de todos y cada uno de los integrantes de la plantilla, incluso si se me permite vital será lo que de Hatem Ben Arfa, quien hasta la llegada del coronavirus estaba fuera de forma, pero ahora todo apunta que está a punto y si es el jugador que muchos recordamos lo que puede dar a este equipo es mucho.

 

Ahora más que nunca toca arrimar el hombro más que nunca y aunque estemos lejos que el equipo note el aliento de la afición como si estuviera en el propio Estadio José Zorrilla porque como dice una de las muchas canciones que se cantan en los partidos: '¡Vamos mi Pucela, vamos campeón!'