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A la madera

Por César R. Cabrillo

Titanes en Zorrilla, endebles fuera


Superado el ecuador de la competición la situación del Real Valladolid es casi inmejorable, aunque para un equipo que tiene que lugar por ascender de manera directa esto no es suficiente. El equipo de Pacheta debe rozar la excelencia para poder optar a acabar la temporada entre los dos primeros.

 

El trabajo hecho en Zorrilla cada dos semanas es envidiable, pues el conjunto blanquivioleta lleva once partidos sin perder (desde que lo hizo ante el Tenerife en la jornada 5) y ocho consecutivas ganando. Lo que antes era un suplicio para los locales, rodeados de sinergias y frecuencias, ahora es un gozo, una manera de que los jugadores se suelten y hagan disfrutar a la afición con un fútbol equilibrado, pero ofensivo. En cada encuentro el cuadro de Pacheta tiene un sinfín de ocasiones contra el marco rival.

 

Los problemas llegan cuando se juega como visitante porque al equipo le cuesta más crear peligro. A pesar de ello el Real Valladolid no pierde tampoco y logra sacar empates que si mantiene la linea en casa (con algún tropiezo que se pueda dar) y mejora sus resultados como visitante por seguro que acabará por desbancar a Eibar y Almería de los dos primeros puestos y lograr el ascenso.

 

Una de las claves podría estar en recuperar la polvora en la delantera y juntar de nuevo a Shon Weissman con Sergio León. La dupla de atacantes ha demostrado que se entiende a las mil maravillas, mejor que cuando juegan junto a Cristo, que a pesar de que le pone voluntad no termina de cuajar en este sistema de juego. Pacheta sigue emperrado en recuperarle, pero el tiempo se le empieza a acabar al ariete tinerfeño.

 

Volviendo al tema que nos ocupa, el Pucela se transforma en un titán colosal cuando juega en el Estadio José Zorrilla, pero cuando lo hace fuera no acaba de cuajar y no debora a sus rivales. A pesar de ello está en el camino y para ello tendrá que ganar este sábado al Girona y luego salir victorioso de Cartagena.