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Por Emilio Rodríguez García

Educación contra la desinformación


Me gusta pensar que no se deben poner puertas al campo y que es preferible educar antes que limitar. La libertad de un individuo, y de la sociedad en la que se desarrolla, son cruciales y no negociables.

Temas geopolíticos y de autocracias aparte, llevo varias semanas reflexionando sobre lo acontecido con X (antiguo Twitter) en Brasil. Una situación que pudo haber pasado en España con Telegram.

Cuando alguien con poder (político o juez en estos casos que expongo) considera que un espacio digital puede vulnerar derechos o generar desinformación, está en sus manos el solicitar su bloqueo.

Así pasó el 30 de agosto en Brasil, cuando el juez De Moraes, tras meses liderando medidas para regular internet y erradicar lo que él considera amenazas a la democracia, decidió bloquear X en todo el país. Lo que viene siendo matar moscas a cañonazos.

La historia tiene más trascendencia, como cruces y reproches durante meses entre Elon Musk (propietario de X) y el juez, o la negativa de Elon a bloquear cuentas solicitadas por la fiscalía en aras de que se trata de un espacio abierto y donde cualquiera puede expresar libremente su opinión.

Y regresamos al principio: libertad de expresión y educación frente a la opresión.

Brasil era el quinto mercado en usuarios para X, por lo que millones de personas se han quedado sin su ansiado espacio virtual y han tenido que buscar alternativas. Otros, los más puestos tecnológicamente, han buscado redes privadas virtuales, conocidas con las siglas en inglés VPN, y han seguido accediendo. Sí, así de sencillo es saltarse un bloqueo: contratas un servicio de unos pocos euros al mes para que tu conexión, en lugar de salir por Brasil, lo haga por otra parte del mundo y poder acceder a donde más te plazca. Hecha la ley, hecha la trampa.

Reitero que el golpe de maza no es la solución a nuestros problemas de desinformación y espacios virtuales dañinos. Concienciar, educar y trabajar para que las personas sepan manejar la información y dispongan de una capacidad crítica, es la solución a un campo cada vez más grande y con menos lugares donde poner puertas.