circle
Clásico

Escenario Principal

Por Jesús Antonio Zalama Collantes

La Torre Picasso está hueca


Siempre que te dispones a escuchar una canción de ocho minutos de duración, piensas que, forzosamente, habrá tramos en los que el ritmo tenga que relajarse, que habrá tiempo de sobra para los solos, que la parte instrumental cobrará más importancia... Y todo eso está tan bien, todo eso está tan sumamente lejos de los paquetes comerciales de tres minutos, que el hecho de que Arde Bogotá se haya decidido, valientemente, por ese camino ya es un hecho por el que estar contentos.

A ellos, como grupo que acarrea el sambenito de lo comercial, les viene al pelo. "¿Qué comerciales vamos a ser si te sacamos una canción de ocho minutos? ¡Somos como los putos Rufus!", dirán. Sin embargo, vuelven a pecar, aunque en esta ocasión colocando verbos y no solo sintagmas nominales, de utilizar una técnica muy efectista, pero lícita: escribir una letra sobre algo triste (lo triste, el desamor, siempre llega más), sobre la superación de una dificultad, un problema, un duelo y la duda que eso genera de una manera tan general, amplia y ambigua que todos podamos imaginarnos que esa dificultad, ese problema, ese duelo o esa duda son los nuestros.

La Torre Picasso habla sobre la muerte de tu padre, el cáncer de tu abuela, los cuernos de tu novio, tu despido improcedente o sobre el acoso que recibes en el instituto. Habla de absolutamente todo eso porque no concreta nada. Y vuelvo a repetir que es totalmente lícito hacerlo y a la gente le gusta (vamos que si le gusta), pero en Arde Bogotá es un recurso demasiado repetido y que les lleva a que, incluso con una canción de ocho minutos, se pueda hablar de estrategia comercial.

Dicho todo esto, que me parece de obligada advertencia puesto que para poner un corazón en Instagram con la imagen de la reproducción de la canción ya está el resto del mundo, tengo que decir que me gusta, como todo lo que hace Arde Bogotá. Porque las críticas que merezcan no quitan para que me guste y para que, como ya he manifestado aquí alguna vez, haya que celebrar que un grupo que apuesta por un sonido agresivo, de guitarras, de bajo (importantísimo en esta canción) etc. consiga el éxito y la popularidad que los cartageneros cosechan.

Si me tuviera que quedar con una parte del tema, sin duda sería con la primera. Me parece la más sincera, la más oscura (siempre celebraremos la oscuridad de los grupos) y la que se parece aún más a Héroes del Silencio y Bunbury, referente absoluto para, al menos, Antonio García.

La Torre Picasso está hueca y seremos los millones de oyentes del nuevo tema de Arde Bogotá quienes, con nuestros miedos, dudas y anhelos, le demos un contenido y rellenemos esos ocho minutos de disfrute musical.