circle
Clásico

Menudo Panorama

Por Pedro Santa Brígida

Inocente carta a los Reyes Magos


En la recta final del año, cuando la Navidad comercial y consumista lo inunda casi todo, me decido a escribir esta carta a los Reyes Magos de Oriente, con más entusiasmo que fe, con nula esperanza. Hay que ser realistas, pero que no sea por no haberlo intentado.

He tenido la fortuna vital de haber nacido en este país, España, donde sobrevive como mejor puede tanta gente buena, honrada y trabajadora. Y también demasiado egoísta, listillo y aprovechado, seguro que como en cualquier otro lugar el planeta. Habrá países peores, pero también los habrá mejores.

Ahí va.

Queridos Reyes Magos:

Estoy preocupado por la deriva que ha tomado en los últimos años la política española. La excesiva polarización, los bloques irreconciliables, el continuo desencuentro, la ausencia de diálogo sincero, incluso la desvergüenza que protagoniza la vida pública española supera mis mejores deseos hacía este país. Me inundan sensaciones de pesimismo, incluso de pena, quizá por mi afición a las lecturas sobre ese conocido término de las dos Españas, que ahora parecen unas cuantas más.

Como estamos en época de balances y propósitos, os pido que traigáis a nuestro Gobierno - a nuestros representantes institucionales en general - unas buenas dosis de sensatez, compromiso, generosidad y lealtad. La ciudadanía en general, salvo los intolerantes, que por cierto abundan, lo único que desea es paz y prosperidad para sus familias, además de salud, claro.

Como estoy cansado de que la ideología y los intereses particulares primen sobre el bienestar general, también os ruego que este año hagáis todo lo posible para que nuestros dirigentes políticos se miren menos el ombligo propio y sean capaces de practicar una auténtica autocrítica, fórmula ideal para mejorar en su quehacer diario, para rendir más, para gestionar mejor los recursos de todos, incluso para ser mejores personas.

Como comparto DNI con un montón de paisanos que no quieren ser compatriotas míos, como el terruño se ha vuelto a convertir en religión y como si no opinas como los que mandan, te ponen a caldo, os pido que vengáis cargados de sacos de tolerancia y de cajas anti superioridad moral, territorial o ideológica. Al fin y al cabo, soy de los ingenuos que cree que todos somos iguales ante la ley.

Si es posible, rellenad las alforjas de vuestros camellos con todo tipo de pócimas y medicinas que ayuden a reducir drásticamente las altas dosis de ego y tontería que padecen muchos de nuestros representantes públicos. No lo suelen hacer por maldad, habitualmente es por falta de sensibilidad, empatía y talento. Pobres, la madre naturaleza ? y las malas compañías - los ha hecho así de osados porque los ciudadanos lo consentimos.

Como sé que tenéis muchas necesidades que atender en el mundo estas Navidades, no quiero abusar de vuestra generosidad, así que os pido un último deseo para mi querida España: Que en 2024 la humildad y la consideración conviertan a todos los que tienen responsabilidades de gobierno en auténticos ejemplos de comportamiento, honorabilidad y respeto.

Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar os deseo un buen viaje y que podáis repartir salud, trabajo y amor para todo el mundo. Y aprovecho la ocasión para deciros que, aunque el marketing anglosajón nos haya inundado del mundo de Papá Noel, los más clásicos os seguimos prestando toda la atención. No es más que una mera cuestión de edad y de respeto al legado recibido de mis mayores.

Atentamente, un inocente paisano.