Situado en una zona cuya orografía está determinada por la Sierra de Cabrejas y el Valle del Río Milanos encontramos el municipio soriano de Calatañazor junto a su mítico Sabinar.

El pueblo de Calatañazor está determinado por la existencia de una necrópolis medieval aledaña a su castillo que, aunque en estado de ruina, permite contemplar el llamado Valle de la Sangre, que fue denominado de esta forma debido a la cruenta batalla que aquí tuvo lugar.

Como no, si una imagen define mejor que mil palabras, la fotografía de este rincón soriano seria una de sus típicas chimeneas que son santo y seña de su arquitectura tradicional. Tampoco hay que olvidar otros detalles etnográficos como el Rollo de Almanzor o el potro de herrar, elementos que marcaban la vida de quienes vivían en estas duras tierras.

Así, Calatañazor es más que una foto, es mucho más que caminar por su calle Real. Este lugar es la historia escondida en cada una de las piedras y ladrillos que lo conforman, fruto de su pasado entre las fronteras de tres reinos y las disputas entre Castilla y Aragón, entre cristianos y musulmanes.

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