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Clásico

El que se oculta, pierde y es olvidado


Procura ser transparente, claro y veraz incluso cuando sea difícil, sobre todo cuando sea difícil. Jean-Cyril Spinetta

 

Ahora estamos en una época en la que ocultar parece la mejor estrategia para protegerse de quienes  quieren hacer daño. Y va más allá, quienes dicen necesitar protegerse son a menudo quienes más ataques lanzan en nombre del derecho y la defensa, en nombre de la justicia. Jamás, repito, jamás ha existido una sola civilización sobre la faz de la tierra capaz de progresar matándose a sí misma en aquellos términos sobre los que descansa precisamente su construcción: filosofía, religión, arte, ciencia e historia.

Lo que sé es que a la vez que se genera odio no se puede pedir respeto, y el respeto pasa primero por el propio filtro personal. ¿Dices lo verdaderamente piensas llegando incluso a sorprenderte, de manera que vas averiguando quién eres en realidad, o dejas que otros te ahorren el trabajo y aceptas sus puntos de vista sin pensar de qué manera te puede eso estar destruyendo? Es por eso que por mucho que se hayan apagado en la sociedad moderna las filosofías clásicas, estas jamás dejarán de ser el cimiento del comportamiento que levanta sociedades enteras de la ruina moral. Pase lo que pase, veas lo que veas, escuches a quien escuches, en el fondo tú sabes lo que está bien y lo que está mal, y si estás siendo honesto contigo mismo y con los demás o estás mintiendo y faltando a la franqueza y la autenticidad.

Como en el antiguo Egipto que a los difuntos se los envolvía con vendas de lino que les cubrían todo su cuerpo, así han decidido vivir quienes no se atreven a mostrar su verdadera opinión de las cosas. No sé cuánta verdad puedes estar escondiendo en este momento, lo que sé es que no deberías ocultarte por más tiempo. Lo que pasa con las ideas y las opiniones es que si no estás pendiente de ellas hasta tal punto que sabes que son tuyas, los éxitos, los fracasos, los medios de comunicación y las personas a las que sigues se las pueden estar apropiando. Jamás permitas que tus opiniones no sean verdaderamente tuyas.

El miedo a no ser aceptados, a verse solos, genera una debilidad que muy pocos quieren aprovechar. Pero con el miedo se esfuman nuestras verdaderas intenciones. Nuestra capacidad de amar, de respetar en los demás lo que son y no aquello por lo que se parecen a nosotros, se esfuman la mano que ayuda y el camino que muestra lo que hay que hacer. Confío en la verdad, confío en que ser transparente va más allá de ser honestos. Creo que no hay nada de malo en dejar que otros vean lo que somos siempre y cuando lo que mostramos sea realmente lo que tenemos dentro y que lo que te puede diferenciar del resto es tu capacidad de no dejar que el miedo te controle.

  

Como un nuevo sol, disipará la oscuridad de la ignorancia. Johannes Guttemberg

 

De todas maneras existe una concepción demasiado extendida sobre "ser como somos y mostrarlo" que advierte del peligro que se corre. No soy partidario de escuchar a quienes aconsejan ocultar las intenciones para que la gente no pueda hacerte daño, pero tampoco de quienes se sinceran de tal manera que terminan haciendo daño a otros de forma gratuita. Si lo que eres genera rechazo entonces no puedes hacer nada, es más, no debes hacer nada que no sea serte fiel. Pero si lo que vas a hacer o decir puede hacer daño a gente importante para ti sin necesidad, entonces es que te has pasado acelerando y te has ido a la cuneta.

Una cosa es actuar por el bien de todos y otra creer que puedes salvar al mundo contando por ahí hasta las veces que vas al baño cada día. A las personas que tienes a tu alrededor no les importa cuántas veces vas al baño, no quieren saber si tienes problemas de incontinencia ni de estreñimiento, eso no les sirve de nada ni les da la posibilidad de crecer como personas. Ellos ya tienen sus problemas. Lo que quieren saber es cómo vas a enfrentar ese problema y de qué manera quieres que ellos te ayuden. Quejarte por quejarte no te convierte en víctima, no te hace una persona a la que los demás tengan que creer, solo una persona que no sabe enfrentar las adversidades y que llora porque parece que nadie le hace caso.

Si tienes migrañas las tienes, ¿de qué te tienes que avergonzar? Lo mismo pasa si te sientes solo porque no tienes apenas a nadie a quien contarle tus problemas para que te ayude. Eres lo que eres y no debes fingir ni fanfarronear. Quizás si eres veraz y hablas de ti mismo con ternura y sin exageraciones puede que te encuentres a personas con las mismas ganas que tú de hablar y compartir lo que les ocurre. Así surgen las amistades, así es como se levantan las civilizaciones en nombre del interés común y del trabajo en equipo.

Di lo que tengas que decir. Sé honesto y comprensivo. Trata de ser alguien que no engaña ni hace daño cuando ha sido engañado y dañado, y quizás descubras que las buenas personas existen igual que tú existes también.