La capital y la provincia cuenta con numerosas tradiciones
Los antecedentes de la Semana Santa burgalesa datan del siglo XII
En el año 1181 se funda la primera cofradía de la Santa Cruz
Los orígenes de las manifestaciones públicas de la Semana Santa en Burgos hay que buscarlos en las representaciones litúrgicas que, al menos desde el siglo XIII, toman auge en Castilla.
Serán monjes benedictinos y cistercienses los primeros introductores de los dramas litúrgicos por medio de piezas breves, "tropos", que se interpolan en un texto litúrgico, siendo en Castilla, en un breviario del monasterio de Santo Domingo de Silos, donde encontramos la primera prueba documental: un tropo correspondiente al ciclo de la Visitatio Sepulchri (ciclo de la pasión y resurrección del Señor) escrito a finales del siglo XI.
Y que este tipo de representaciones fueron habituales en las iglesias en la Edad Media nos lo confirman las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, redactadas en la segunda mitad del siglo XIII.
Estas representaciones propiamente religiosas o devocionales, derivarán en textos teatrales, dramas religiosos escritos para su representación, buscando provocar en los fieles la devoción, el sentimiento y la emoción religiosa. Así, se hacen populares las representaciones del Descendimiento (nacen los Cristos de brazos articulados, como el Santísimo Cristo de Burgos), el "Sermón de la Pasión" (antecedente del actual Sermón de las Siete Palabras, tan difundido en todos nuestros pueblos), el Vía Crucis, la tradición de recorrer las estaciones en la noche del Jueves Santo venerando la Eucaristía en el Monumento, el "perdón del Viernes Santo de la Cruz" (que consistía en liberar a un preso el día de Viernes Santo).
El culto a la Santa Cruz surge en la cristiandad muy pronto. Aquí, en el año 1181 se funda la primera cofradía de la Santa Cruz, apareciendo, entre los primeros fundadores, el obispo de Burgos, don Marino. Antes del año 1214 existía en Burgos un convento dedicado a San Francisco, donde los pocos libros y documentos que se han conservado nos hablan de que se encontraba establecida la Cofradía de la Vera Cruz. A esta cofradía se refiere el P. Fray Bernardo Palacios, O.M., quien en su Historia de la Ciudad de Burgos, escrita el año 1729 dice que en el convento de San Francisco "hay fundadas muchas y grandes cofradías entre ellas la de la Cruz, que hace la procesión que sale por toda la Ciudad el Jueves Santo con muchos pasos, que representan los misterios de aquel día".
Siglos XVI
En este monasterio de San Francisco hubo una imagen de Jesús atado a la columna, obra del escultor toresano Sebastián Ducete, realizada hacia el año 1611, que probablemente saldría en la procesión mencionada por el P. Palacios, y que hoy se encuentra en la iglesia de San Gil, donde fue llevada tras la Desamortización en el siglo XIX. Proveniente de otro convento desaparecido en la ciudad burgalesa durante la Exclaustración, el convento de la Merced, se encuentra, también en la iglesia parroquial de San Gil, una imagen de Nuestra Señora de los Dolores, de mediados del siglo XVIII y estilo barroco, que hoy procesiona en las tardes del Jueves y Viernes Santo la Real Hermandad de la Sangre de Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores.
Históricamente, han sido otros dos monasterios, el de San Agustín y el de la Santísima Trinidad, los que con sus respectivos Santos Cristos, han fomentado la devoción al Crucificado en Burgos. En el primero, se veneró, desde tiempo inmemorial, la sagrada imagen del llamado Cristo de Burgos, que con motivo de la supresión de las órdenes religiosas en España, fue trasladada en 1836 a la Catedral, ocupando la capilla de su advocación. En el segundo, situado junto al convento de San Francisco, no menos devoción alcanza en la ciudad el Cristo de la Trinidad, conocida como el Cristo de las Santas Gotas.
En 1592 se erigió en este convento de la Trinidad una cofradía llamada de la Sangre de Cristo, dedicada a tributar culto a la venerada imagen. Todos los años, el Domingo de Ramos, esta cofradía pasional -una de las más antiguas de las que tenemos noticias- organizaba una procesión, en la que salía la imagen del Cristo de las Santas Gotas, y, al parecer otro paso que representaba al Santo Cristo con la Venerable María de Jesús a sus pies, llevando el lienzo en que recogió las gotas. La imagen del Crucificado, permaneció en el convento de la Trinidad hasta la invasión francesa. Con este motivo se trasladó a la iglesia y devuelta años más tarde a su convento, hasta que se volvió a donar a San Gil, definitivamente, el año 1836, al abandonar los trinitarios su convento.
En Burgos, en la Edad Media, las cofradías tuvieron un gran florecimiento, y, según estudios de los profesores Juan A. Bonachía e Hilario Casado, "se obtiene la impresión de que no había vecino en la ciudad que no formara parte de alguna cofradía, dado el número de las que se citan".
Así, nacerán la cofradía de San Eloy, la cofradía de San Martín y San Marcos, la cofradía de Nuestra Señora, la cofradía de San Miguel, la cofradía de Santa Catalina, la cofradía de San Cosme y San Damián, la cofradía de San Vicente, más tarde llamada de San Esteban, la del Cuerpo de Dios en nuestra Señora de Viejarrúa, la de los Santos Mártires y muchas otras que aparecen unidas a los nombres de los santos titulares de sus parroquias de origen, como la cofradía de Santa Águeda o la de San Nicolás.
No menos importancia van a alcanzar en Burgos -al estar enclavada la ciudad en el Camino de Santiago- las cofradías dedicadas a Santiago, entre cuyos fines primordiales estará la asistencia a los peregrinos, para los que se fundan numerosos hospitales, que amén de las grandes fundaciones reales -Hospital de San Juan, el Hospital del Emperador o el más afamado del Hospital del Rey-, vendrán a completar la creciente demanda benéfica de las peregrinaciones medievales. Conocemos, entre otros, los hospitales de Nuestra Señora de Rocamador, fundado por la cofradía del mismo título, con sede en la iglesia de San Román; el de San Juan de Ortega, cuya cofradía estaba establecida en Nuestra Señora de Viejarrúa; el Hospital de Anequín, de la cofradía de Santa María y San Juan; el de Santa Marina, de la cofradía del mismo nombre, establecida en la iglesia de San Llorente, o el hospital de la cofradía de Santiago y de Santa Catalina, asociada a la parroquial de San Gil.
También distinguidas clases sociales de la ciudad formarán sus propias cofradías, como la cofradía de Santa María de Criazón, fundada en el siglo XIII por clérigos y a la que pertenecerán "los reyes, el obispo de Burgos y las dignidades y beneficiados de la Iglesia catedral"; la cofradía de Santa María la Real, fundada en el año 1273; la cofradía de Nuestra Señora de Gamonal, fundada en 1285; la de Nuestra Señora de Gracia o de los "Trece caballeros hidalgos"; y la cofradía de Santiago, establecida a comienzos del siglo XIV en la iglesia de Santiago de la Fuente -hoy con sede en la Catedral-, a la que pertenecerán los más ilustres caballeros de la ciudad.
Junto a estas hermandades, adquieren también singular importancia las cofradías penitenciales que durante la Semana Santa desarrollarán sus cultos principales, junto a las procesiones que, en la calle, acompañan los pasos, imagen o grupo de ellas representando un tema o escena referido a la pasión y muerte de Jesús, que mueva a compasión a la muchedumbre de fieles que la contempla en las calles. Aunque se conocen la existencia de este tipo de cofradías desde el siglo XIII, es, tras el Concilio de Trento (1545-1564), cuando se potencia su difusión por toda la Cristiandad.
Además de las cofradías descritas de la Vera Cruz y la de la Sangre de Cristo, existía en el siglo XVI otra cofradía dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, que también se hallaba bajo la advocación de La Muerte. De allí salía una procesión en la noche del Viernes Santo, al parecer una "procesión de disciplina" llevando el paso de "una Ntra. Sra. que está en una Cruz negra, con el sudario pendiente, y que era levantada en alto delante de todos los cofrades".
En 1585 encontramos una cofradía con el título de Nuestra Señora de la Soledad establecida en la Capilla del Santo Sepulcro de la Catedral. En el siglo XVI se veneraba allí "una imagen de Nuestro Señor en el Sepulcro, un devoto Crucifijo y un Ecce-Homo". En 1525 otorgaba el Cabildo licencia para fundar en ella una cofradía con la advocación del Sepulcro (cofradía del Santo Sepulcro en Hierusalem). La cofradía era de carácter penitencial, y, al menos en los años ochenta del siglo XVI, celebraba procesiones en las que sus miembros estaban obligados a disciplinarse.
Probablemente estas imágenes que se mencionan en los documentos de finales del siglo XVI como pertenecientes a la cofradía del Sepulcro, sean las que actualmente conocemos como Cristo atado a la columna, obra de Diego de Siloe y la otra, un Cristo yacente que se expone en la Capilla de don Gonzalo de Lerma. Estamos, por tanto, ante las más antiguas imágenes procesionales, de las que tenemos noticias, de la Semana Santa burgalesa.
En 1726 se funda en la iglesia de San Nicolás de Bari la Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de la Alegría, la más antigua aún hoy existente, que hoy procesiona en la mañana del Domingo de Resurrección para anunciar la feliz Pascua de Cristo. La parroquia de San Pedro de la Fuente conoció en el año 1778 la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y en 1794 se funda en la parroquia de San Cosme y San Damián la Cofradía del Santísimo Sacramento, en la actualidad denominada Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas.
Tras la Desamortización Eclesiástica, se requisaron todos los bienes a los conventos y las Cofradías, desapareciendo muchas de ellas, así como las imágenes de las que eran titulares, salvándose sólo unas pocas al ser recogidas en la Catedral o en las iglesias parroquiales.
A mediados de este siglo XIX, con el fin de reorganizar las celebraciones procesionales de pasión en la ciudad, se funda en la parroquia de San Cosme y San Damián la Hermandad del Santo Calvario que organizaba la procesión del Viernes Santo, contando con dos pasos: la Virgen de los Dolores y un Cristo.
Siglos XX - XXI
Sin embargo, habrá que esperar a principios del siglo XX para conocer un resurgimiento importante de la Semana Santa burgalesa que aparece en tomo al templo catedralicio, solemnizando la procesión del Viernes Santo, origen de la Semana Santa actual.
El 21 de abril de 1901, se constituye en Burgos la "Junta Reorganizadora del Santo Entierro" para dar mayor realce a la procesión del Viernes Santo y aumentar el número de pasos existentes, haciéndose un llamamiento a los burgaleses y abriéndose una suscripción popular. Al año siguiente, el día 28 de marzo, día de Viernes Santo, salió ya la procesión del Santo Entierro de la Catedral con cuatro pasos: La Oración del Huerto, Jesús con la Cruz a Cuestas, El Santo Sepulcro y una imagen de La Soledad , que llevaba un precioso manto de terciopelo negro bordado en oro.
En la procesión del Viernes Santo del año 1903 vino a sumarse un nuevo paso, La Flagelación , y en 1904, los pasos de la Coronación de Espinas y el de Jesús Crucificado.
En 1905 se reagrupan la "Junta Reorganizadora" y la Hermandad del Santo Calvario, en una sola cofradía, la Hermandad del Calvario y Santo Entierro que, desde entonces será la encargada de la organización de las procesiones y demás actos de la Semana Santa burgalesa.
En la década de los años cuarenta, las imágenes, que hasta entonces habían estado en la Catedral pasan a las parroquias que lo solicitan, momento a partir del cual se van creando las Cofradías existentes en la actualidad, comenzando a participar en la procesión del Viernes Santo imágenes de valor artístico, que se encontraban en dichas iglesias, a las que antes se ha hecho referencia, como es el caso de Nuestra Señora de los Dolores, de San Gil, o Jesús atado a la Columna, de la Catedral, de la que se hace cargo la Congregación del Círculo (en la actualidad Cofradía de la Santa Columna).
En 1925, la prensa destaca que la organización de la procesión del Santo Entierro "era perfecta, había ya dos pasos más y del acompañamiento, ornato y escolta de cada uno se había encargado una parroquia y una asociación piadosa...". En la procesión del Viernes Santo de 1927 (16 de abril), instituida la Hermandad del Santo Sepulcro, primera cofradía independiente semanasantera tras la constitución de la Hermandad del Calvario y Santo Entierro a principios del siglo XX, catorce cofrades de la misma acompañan a su paso vistiendo, por primera vez, su hábito de túnica blanca, con capa, cíngulo y capirote morados y guantes negros. Son los primeros "capuchones" que aparecen en la Semana Santa burgalesa. Seguirá, en 1931, la Hermandad de Nazarenos de Nuestra Señora de la Piedad , con sede en el convento de los Padres Carmelitas Descalzos.
Superada la contienda bélica de la Guerra Civil, resurge en Burgos, como en numerosas ciudades españolas, un nuevo sentimiento semanasantero que dará lugar a la erección de varias cofradías y la creación de nuevos desfiles procesionales conformando, definitivamente, la Semana Santa burgalesa actual. En 1944, en la parroquia de Santa Águeda se funda la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad ; en la parroquia de San Gil se crea la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores, tomando como base la antigua Cofradía Noble de la Sangre de Cristo existente desde 1592 en el convento de la Trinidad; y en la parroquia de San Cosme y San Damián, la antigua Cofradía del Santísimo Sacramento, fundada en 1794, aprueba unos nuevos estatutos: nace la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas.
Estas dos últimas Cofradías acuerdan realizar, en la tarde del Jueves Santo, la Procesión del Encuentro, con sus imágenes titulares, acto que se celebrará por primera vez en 1948.
En 1945, aunque ya acompañaban al paso de la Oración del Huerto desde años atrás, los miembros de la Congregación Mariana de Burgos forman la Hermandad de Santa María y la Oración del Huerto, erigida canónicamente en la iglesia de la Merced. Este mismo año se fundan la Cofradía de la Coronación de Espinas, con sede en San Lorenzo, y la Cofradía de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento, que se establece en la parroquia de San Lesmes, dando culto a los pasos de la Coronación de Espinas y del Calvario, respectivamente.
Es el año 1946, cuando la Cofradía de Jesús Crucificado y del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Lesmes, decide organizar un solemne Vía Crucis, en la tarde del Miércoles Santo, naciendo así la Procesión de la Crucifixión del Señor y Vía Crucis Penitencial.
En el año 1947 nace en la iglesia parroquial de Santiago y Santa Águeda el Triduo a la Soledad, y con él la procesión del Miércoles Santo, en la que la Virgen, llevada a hombros por doce costaleros.
También el año 1948, la Cofradía de Jesús Crucificado comenzó a celebrar la devoción popular del Ejercicio de las Siete Palabras, acto que se prolongaba durante tres horas, tiempo histórico del Calvario, en el que el predicador iba desgranando lentamente, los sentimientos de Jesucristo en los momentos de su agonía. El acto se celebraba en el interior de la iglesia, colocándose el paso de la Crucifixión en la nave central del templo, dando así mayor realce a la solemnidad.
En enero de 1949, se crea la Cofradía de la Congregación del Círculo (que en 1953 adoptará definitivamente el nombre actual de Cofradía de la Santa Columna ), al hacerse cargo del paso de Jesús atado a la Columna -que se guarda en la Catedral- estableciendo su sede en la iglesia de la Merced. La Procesión de las Palmas, llamada cariñosamente de la "Borriquilla", salió por primera vez en Burgos el Domingo de Ramos del año 1949.
El año 1961, organizado por la Cofradía de la Santa Columna comenzará la procesión del Rosario Penitencial Obrero, que sale en la actualidad en la tarde del Martes Santo, acompañando las imágenes de Jesús atado a la Columna (réplica que sustituye a la imagen de Diego de Siloé existente en la Catedral y que desde siempre procesionó la Cofradía) y el Santo Sudario.
Tras unos años de crisis general en todas las cofradías, la Semana Santa burgalesa, y con ella sus procesiones, resurge en 1985, cuando en la parroquia de San Fernando Rey se refunda la Cofradía de las Siete Palabras, rescatando para la procesión del Viernes Santo las siete cruces faroles con las siete palabras que Cristo pronunció en la Cruz. Estas cruces que dan nombre a la cofradía, habían sido construidas en la Casa Quintana de Zaragoza en 1902, a las que se acompaña con la imagen del Cristo de San Esteban de los Olmos ?réplica del Santísimo Cristo de Burgos-.
En los últimos años toma protagonismo, de nuevo, el Vía Crucis Penitencial que, en la noche del Lunes Santo discurre por el Castillo (las estaciones son obra del escultor burgalés Pablo Barbadillo), y se unen a las procesiones de la Semana Santa burgalesa la Procesión de la Virgen de los Dolores, organizada por la Cofradía de la Oración del Huerto, que recorre el barrio de San Pedro de la Fuente en la tarde del Viernes de Dolores; la Procesión de las Siete Palabras, procesionando con sus pasos titulares por los aledaños de la parroquia de San Fernando Rey, en la mañana del Viernes Santo.
El año 2004 se celebró por primera vez la procesión de Nuestra Señora de la Misericordia y de la Esperanza por el barrio de Gamonal, nueva imagen encargada por la Junta de Semana Santa de Burgos al imaginero Paco Conesa, talla que fue cedida el pasado año a la Cofradía homónima erigida en la parroquia de Nuestra Señora de Fátima.
Los actos de la Semana Santa burgalesa culminaban en la mañana del Domingo de Pascua cuando de la iglesia de San Nicolás de Bari sale la Procesión de la Virgen de la Alegría, acompañada de su antiquísima cofradía, y a modo de romería castellana recorre las calles de la vieja ciudad anunciando la buena nueva de la Resurrección , hasta llegar a la Plaza de Santa María donde se canta la Salve popular. Es día de júbilo y contento. Suenan en el domingo de Resurrección alegres volteos de campanas, músicas solemnes y sones de dulzainas, mientras la Virgen de la Alegría procesiona su sonrisa.
A esta última procesión se incorporó el año 2004 una imagen de Cristo Resucitado, existente en el Museo diocesano del Retablo (ubicado en la iglesia de San Esteban), al estar inconclusa la nueva talla encargada por la Junta de Semana Santa de Burgos. En 2005 sale por vez primera la esbelta talla de Cristo Resucitado, obra del imaginero Manuel López, talla que es cedida a la cofradía que con el mismo nombre tiene su sede en la parroquia de la Sagrada Familia.
Así, se realiza un nuevo encuentro de Cristo con su Madre en la plaza Mayor, esta vez a los sones del ?Alleluia? de Haendel, para continuar ambas imágenes hasta la plaza del Rey San Fernando, donde a los pies de la seo burgalesa se bailan la Danza del Santo, las Cantigas de Nuestra Señora y otras jotas castellanas, después de que el arzobispo de Burgos dirija unas palabras anunciando el júbilo pascual, dándose así un broche de oro a nuestra Semana Santa.?
'La noche de las Flores', forma parte de la serie 'Los Crímenes de Müller', una trama oculta que engancha y sorprende a los lectores
Con "Detrás del Telón", Lorena y Jimena han logrado que la historia y costumbres de su tierra cobren vida en las redes sociales.
El Drogas, Veintiuno y La Regadera encabezan un festival que cumple su tercera edición
La exposición 'Pintar sin miedo. Joaquín Sorolla y la Valencia de 1900' cierra sus puertas con cerca de 30.000 visitantes


