El mal uso de la espada impidió un mayor número de triunfos en la esperada novillada de la oportunidad que abrió la miniferia de San Pedro Regalado y con la que se ha estrenado la nueva empresa Tauroemoción al frente del Coso de Zorrilla.

Algo más de un tercio de entrada para presenciar una entretenida novillada con un encierro de El Collado muy bien presentado.

Fue Jarocho, el hijo del torero burgalés del mismo nombre, el único que paseó una oreja, aunque si los novilleros hubieran estado más certeros con los aceros, el resultado hubiera sido muy diferente.

La salmantina Raquel Martín comenzó su trasteo doblándose con un novillo soso que fue a menos. Trenzó algunas series de buen concepto y dibujó naturales, de uno en uno, ante el del Collado, noble pero muy parado. Pinchó la pupila de Cristina Sánchez, quien dio una vuelta al ruedo.

Esperaba la afición vallisoletana a una de sus grandes esperanzas, el novillero de Laguna de Duero, Daniel Medina. Tiene cualidades y buen concepto el vallisoletano, quien saludó al segundo alternando verónicas y chicuelinas.

Asentado y con oficio a pesar de su juventud, no tuvo acompañamiento en su oponente, quizá el más parado del encierro. A pesar de ello se justificó Medina y algún buen muletazo caló a los tendidos. Tampoco anduvo fino con la espada y su presentación en el coso de Zorrilla no fue el soñado.

Ismael Martín sorteó el mejor animal de la tarde. El novillo galopaba y metía la cara y, ya desde el capote, el salmantino desveló que está muy toreado y tiene las cosas claras. Tras un vibrante tercio de banderillas, en el que invitó a Jarocho, Ismael supo leer las condiciones del novillo. Le dio distancia y las series brotaron largas y templadas, aunque quizá le faltó romperse con mayor rotundidad. Mucha calidad tuvieron los naturales en varias series en las que el astado no se cansaba de embestir. Tenía el charro las orejas en el esportón, pero la tizona no quiso entrar y el triunfo quedó muy deslucido. Antes había brindado al consejero de Cultura, Gonzalo Santoja

El otro vallisoletano en el cartel, Mario Navas, hijo del subalterno Félix Navas 'El Cuqui', tuvo que pechar con el novillo más áspero y brutote de la tarde. Tiró de raza y de voluntad, pero no fue suficiente.

Josu de la Calzada se fue hasta la puerta de chiqueros para recibir a su enemigo con una larga afarolada de espaldas y otra larga cambiada.

El de San Martín del Castañar estuvo muy en novillero, conectando rápidamente con el público.

Volvió a recibir de hinojos en su inicio de trasteo a un novillo que se desplazaba y colaboraba. A pesar de algunos enganchones, propios de su bisoñez, se vio a un novillero con hambre de triunfo. Después de una vistosa faena por ambos pitones cerró por bernardinas con susto incluido. Pinchó y salió prendido en el segundo intento. Milagrosamente se zafó de una fea cornada en los testículos que, afortunadamente, sólo quedó en un pequeño puntazo. El público le premió con una vuelta al ruedo, antes de pasar a la enfermería.

Cerraba el cartel el novillero Jarocho que, a la postre, fue el único que paseó un trofeo. Buen manejo del capote y bonito tercio de banderillas, que compartió junto a Ismael Martín. El novillo tendía a rajarse, pero al menos permitió al burgalés exhibir un buen concepto por ambas manos. Aunque la faena no acabo de romper, mató de una estocada efectiva lo que le permitió cortar una oreja y convertirse en el triunfador numérico de la novillada de la oportunidad con la que se ha honrado a San Pedro Regalado, patrón de Valladolid y de los toreros.