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El Museo de la Evolución Humana (MEH) conmemora el 30 aniversario del descubrimiento de la especie en los yacimientos de la sierra de Atapuerca con una exposición que, entre otros elementos, incluye la reproducción del cráneo y la cara de Homo antecessor y una maqueta del nivel 6 de Gran Dolina, publica EFE.
La muestra, que se encuentra en la planta segunda del MEH, recoge información sobre cómo se gestó el nacimiento del Homo antecessor y cómo las nuevas técnicas de investigación aplicadas al estudio de sus fósiles permiten conocer muchos aspectos de estos habitantes de Atapuerca durante el Pleistoceno inferior.
El 8 de julio de 1994, entre el sedimento del nivel 6 de Gran Dolina, la arqueóloga Aurora Martín desenterró lo que parecía ser un diente humano, extremo que confirmó pocos minutos después el paleoantropólogo y especialista en dentición José María Bermúdez de Castro, ha recordado el MEH en una nota de prensa recogida por EFE.
A partir de entonces se descubrieron decenas de fósiles humanos cuyo estudio dio origen a una nueva especie denominada como Homo antecessor, enntre ellos un hallazgo totalmente inesperado: un maxilar muy completo cuyo aspecto era muy parecido al nuestro.
La antigüedad de estos restos, con más de 850.000 años, permitió formular nuevas hipótesis de cómo y cuándo se produjo el primer poblamiento de Europa occidental, un cambio de paradigma que tardó en ser asimilado por la comunidad internacional, que pudo constatar la relevancia del hallazgo con su publicación en la revista Sciencia en mayo de 1997.
Además, los hallazgos en el nivel TD6 de restos de rinocerontes, gamos, osos, almeces o encinas, junto a los fósiles humanos, han permitido reconstruir cómo fue el ecosistema de la sierra de Atapuerca en esos momentos.
La exposición, de entrada gratuita, cuenta la historia de este gran descubrimiento y cómo este conjunto de evidencias fósiles ha permitido conocer las características anatómicas de Homo antecessor, muy ligadas a las de los neandertales y a las de los humanos modernos, pero también a la de las especies más antiguas del género Homo.
Además, se narran los detalles que definen su primitiva tecnología, así como su gran adaptabilidad y resiliencia en un entorno desafiante y en condiciones climáticas cambiantes. La muestra también documenta la práctica del canibalismo, visible en las marcas de sus huesos.
Entre los elementos a destacar que componen la exposición se encuentra una reproducción del cráneo y la cara de Homo antecessor realizada por el paleoartista Mauricio Antón con el asesoramiento científico de José María Bermúdez de Castro.
El cráneo de esta especie es algo más pequeño que el nuestro, con una capacidad en torno a los 1.000 centímetros cúbicos. Y su cara es muy parecida a la nuestra y sus rasgos más dispares consisten en la ausencia de mentón y un marcado arco superciliar, desde donde se inicia una ligera inclinación de la frente.
La parte media (maxilar) e inferior (mandíbula) son tan semejantes a las de Homo sapiens, que podemos afirmar que la cara moderna surgió hace mucho tiempo en la historia evolutiva de la humanidad. Otros homininos más recientes, como los neandertales, derivaron hacia caras de aspecto muy peculiar, posiblemente por influjo del medio en el que vivían.
Es en la morfología de los dientes donde se encuentran las mayores diferencias con nosotros. Algunos de los dientes de esta especie son muy primitivos, con rasgos evidentes heredados de nuestros ancestros africanos. Sin embargo, otros dientes muestran una serie de atributos más modernos, que se pueden seguir rastreando en homininos más recientes en Europa, y en particular en los neandertales.
Esta combinación anatómica; cara moderna y dientes primitivos, no se conocía en evolución humana y fue clave para el nombramiento de la nueva especie. Pero el Equipo de Investigación de Atapuerca fue más allá, y tomó en consideración tan extraña asociación para proponer en 1997 la idea de que Homo antecessor podía ser el antepasado común al linaje de los neandertales y al de Homo sapiens.
Por su parte, los estudios de los huesos de las extremidades y del pie han permitido inferir que esta especie pudo medir en torno a los 173 centímetros, siendo su cuerpo más ancho y fuerte que el nuestro.
El análisis del húmero encontrado, apodado como 'Rafa' en honor del tenista español, muestra unas inserciones musculares tremendamente desarrolladas, lo que nos da una pista de su gran robustez. El peso de la especie rondaría los 75 kilogramos y su aspecto sería el de unos verdaderos atletas.
Asimismo, prosigue EFE, por primera vez se expone una maqueta a escala 1:85 del yacimiento de Gran Dolina en la que se puede ver la superficie de excavación del nivel TD6 donde han aparecido los restos de Homo antecessor, una pieza prestada por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) realizada por impresión 3D.
La exposición se completa con cuatro vídeos sobre el descubrimiento; la excavación en el TD6; los fósiles más destacados de los 170 recuperados, los cuales pertenecen a un número mínimo de ocho individuos; y la reconstrucciónd el rostro de Homo antecessor.
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