El Atlético endereza el rumbo en el Metropolitano

Al borde del tropiezo en buena parte del segundo tiempo, el Atlético de Madrid solventó una victoria imprescindible por una jugada de Giuliano Simeone, un gol de Samuel Lino, dos largueros de Sergi Darder, el sufrimiento hasta el final frente al Mallorca, a cuya reacción desde el descanso le faltó tino sobre la portería de Jan Oblak, y un golazo ya en el tiempo añadido de Antoine Griezmann (2-0), según explica la Agencia EFE.

Tres puntos cruciales en la competencia por LaLiga, en la que asoma el sábado que viene el derbi contra el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, tan decisivo como lo era el duelo de este sábado para el grupo de Diego Simeone, en su partido número 500 de Liga al frente del conjunto rojiblanco y en el undécimo aniversario del fallecimiento de Luis Aragonés. Leyenda absoluta del Atlético, su estatua en el Metropolitano ya es siempre un lugar de culto, pero este sábado aún más, tras su muerte el 1 de febrero de 2014, cuando el equipo de su vida competía por ser campeón de LaLiga (lo fue de hecho aquella campaña, ya con Diego Simeone al mando), como lo hace también ahora, en su persecución del Real Madrid.

Giuliano Simeone no rota. Pura velocidad, extrema competitividad, ingobernable al espacio, es indispensable también para describir este equipo que ha ganado 18 de sus últimos 20 partidos entre todas las competiciones. También el triunfo de este sábado, lanzado por el vértigo del extremo argentino en cuanto su instinto detecta el lugar por dónde hacer daño, como tanto dice su entrenador en cada víspera de encuentro, sea cual sea el adversario. La lectura del juego de Giuliano es incisiva y concluyente. Sabe sus cualidades y las explota. Su cambio de paso es la más visible. Oportuno para recibir la recuperación del balón de Robin Le Normand ante Muriqi sobre el medio campo, cuando el Mallorca se proponía aventurarse en el campo contrario, descubrió una autopista que aprovechó el extremo.

Nadie lo alcanzó en su carrera cruzada, imparable, como tampoco nadie atendió a la subida de Lino por la izquierda. La vio Giuliano. Le entregó el 1-0. El brasileño dispuso de todo el tiempo que quiso para acomodarse el balón y soltar su zurdazo certero, cruzado, sin ninguna opción para Greif. En tiempos de irregularidad para Lino, el gol es su coartada. Ya marcó el gol del empate ante el Villarreal y este sábado abrió un encuentro incierto. Tampoco rota Julián Alvarez. Tan esencial en el esquema de Simeone, aún más sin De Paul -sancionado- en la transición y el último pase, la figura del atacante argentino fue de creación, a veces como un medio, y no de finalización este sábado. La referencia fue Sorloth, repuesto en el once por sus méritos decisivos como suplente. Él fue el enlace entre líneas, incluso con la amenaza de sanción que pesaba para el derbi del sábado que viene.

'La Araña' no son sólo goles. Es fútbol para este Atlético. En su libertad para recorrerse todo el terreno de medio campo hacia adelante, para regatear, combinar y atacar por donde sea, entendió Diego Simeone el diseño del encuentro, consciente de la estructura defensiva que iba a plantear Jagoba Arrasate, sostenido por cinco defensas y tres líneas muy compactas. El Atlético sintió la dificultad. Trabajó el partido con paciencia, sin ponerse nervioso, pase a pase, metro a metro. La primera conexión de Julián Alvarez y Sorloth, allá por el minuto 20, fue la única ocasión del primer tramo del choque, sin apenas nada sobre el marco de Greif hasta entonces, cuando se lució ante la maniobra de control, giro y remate del noruego.

Ya con 1-0, creó otra oportunidad antes del descanso. La fabricó Julián Alvarez, la remató Giuliano y la repelió a duras penas Greif, sostén de la mínima desventaja de su equipo al intermedio. Necesitaba mucho más el Mallorca para creer en el empate en el Metropolitano, sobre todo en el otro campo. Fue inofensivo todo el primer tiempo, tanto Muriqi como Larin. No así el segundo, cuando asustó más de una vez al Atlético. El Atlético, conforme con el triunfo parcial, con el desarrollo del partido, entró en una fase de incertidumbre, a la expectativa. El Mallorca, aún sin convicción, apareció por momentos por el inexplorado campo contrario y amagó con algún centro. Sabe el equipo rojiblanco de sobra que la relajación o la complacencia no es buena compañía en una ventaja tan mínima.

Simeone movió ficha. Dosificó a Julián y Giuliano, los únicos dos jugadores de campo que han comenzado todos y cada uno de los últimos cinco partidos, tan imprescindibles como son en este Atlético, e incluyó a Griezmann y Gallagher, posicionado en el medio, donde mejor se desenvuelve, para darle piernas, recuperación y energía el centro del campo rojiblanco, además de rearmarse atrás con un 5-4-1 que era un 4-4-2 cuando se desplegaba. La siguiente llegada al área del Mallorca, sin el control certero de Muriqi, ya advirtió al Atlético de que el partido no era ni tan plácido ni tan dominado como antes. Reaccionó. Pablo Barrios y Le Normand apuntaron al 2-0. No acertó nadie a rematar su combinación. Justo después, un centro chut de Darder al larguero reactivó la inquietud. Necesitaba más.

La alarma la desató Darder, con una falta envenenada despejada a córner entre Oblak y el larguero. Después, Reinildo salvó el 1-1. Providencial. Y Muriqi cabeceó el siguiente córner. El Mallorca, con el debut de Jan Salas para los diez minutos finales, hizo méritos para empatar en la segunda parte, con el miedo en el cuerpo del Atlético, que sumó un triunfo vital, cerrado con un golazo de vaselina en el tiempo añadido. Ahora, la Copa del Rey... Y el derbi liguero, por LaLiga, en el Bernabéu.