"Ha sido un auténtico milagro". Así lo creen muchos de los vecinos de la Barriada Inmaculada que esta mañana han presenciado una intensa explosión que ha derribado una vivienda y media del número 46 de la 2ª manzana de la zona. Un suceso que ha sacado de sus casas a cientos de burgaleses y en el que, por suerte, no ha habido que lamentar víctimas mortales. 

Al margen de especulaciones de personas que conocen la intrahistoria de la familia propietaria en la que se ha producido el escape de gas y la consiguiente explosión, lo cierto es que la gran mayoría coinciden en el gran susto que ha supuesto el episodio de esta mañana y lo cerca que han estado de vivir una tragedia. 

Y es que, a pesar de que unos instantes después de la explosión la imagen del edificio fuese totalmente desoladora, nadie ha resultado herido más allá de quemaduras, contusiones, inhalaciones de humo y episodios de ansiedad. El peor parado ha sido el inquilino de la vivienda más afectada, que ha sido trasladado a la Unidad de Quemados del Hospital Río Hortega de Valladolid. 

Sin duda, el momento más tenso se ha producido durante la hora después del estallido. En el edificio contiguo, se encontraba una mujer de 23 años atrapada por los escombros, pero protegida por la medianera del edificio, según han constatado fuentes del cuerpo de Bomberos. Durante todo el rescate, que sus familiares han vivido con tensión y ciertas lágrimas de nerviosismo, la joven ha estado hablando a través de su teléfono móvil con los bomberos hasta que, finalmente, ha sido sacada consciente aunque con diversos traumatismos. 

Finalmente han sido cinco personas, más otros dos familiares de la víctima con diversos cuadros de ansiedad, los que han sido atendidos por personal sanitario. Mientras, los vecinos han ido volviendo progresivamente a sus casas, aún con el susto en el cuerpo, ya que han presenciado un milagro que podía haber sido tragedia.