Cristina Gutiérrez está decidida a terminar su tercer Dakar consecutivo y nada parece detenerla en su objetivo. A pesar de los contratiempos que están surgiendo en este tramo final del rally más duro del mundo, la piloto burgalesa está sabiendo salir de todos ellos y en la octava etapa logró cruzar la meta en la posición 34 gracias a la inestimable ayuda de su copiloto, Pablo Huete. 

Y es que Cristina ha sufrido varios contratiempos en la octava etapa del rally, con salida en San Juan de Marcona y llegada en Pisco. El principal ha sido romper dos correas del alternador, lo que le ha obligado a completar los últimos 100 kilómetros de especial con sumo cuidado para no quedarse sin recambio.

Según ha explicado la burgalesa, “al romper la segunda ya sólo nos quedaba una correa y al cambiarla nos hemos dado cuenta de que el rodillo del alternador rozaba con la barra de la dirección y lo estaba desgastando”. Pablo Huete ha entrado en escena para "cortar la última correa que nos quedaba por la mitad, de manera que hemos pilotado los últimos kilómetros con media correa”. 

La piloto también ha sufrido la niebla de los primeros kilómetros de la etapa y unas dunas con muchas ollas que la han obligado a bajar el ritmo. “Está siendo un Dakar muy duro, y por eso valoramos todavía más que hayamos podido llegar hasta aquí”, ha indicado Gutiérrez.



Cristina ha finalizado la octava etapa del Dakar en la 30ª posición de la general, a poco más de 1 hora y 20 minutos del Top 25. Aunque sabe que alcanzar el reto que se había fijado antes de empezar el rally -estar entre los 25 primeros- se antoja muy difícil, no va a cejar en su empeño: “El objetivo a día de hoy es escalar posiciones en la general, aunque yo seguiré con el mismo ritmo, que es un ritmo competitivo que nos asegura llegar a la meta”.