La lluvia marcó el ritmo, pero no la esencia de uno de los actos más emblemáticos de la Semana Santa burgalesa
El Via Crucis penitencial abre el Viernes Santo
Las laderas del Castillo acogieron el acto de meditación y oración
En un entorno cargado de simbolismo y recogimiento, la ladera del castillo de Burgos acogió este miércoles una de las procesiones más íntimas y reflexivas de la Semana Santa: el Vía Crucis organizado por la Parroquia de San Esteban Protomártir y la Cofradía de la Flagelación del Señor.
Con salida desde la Iglesia parroquial de San Esteban Protomártir, finalmente fue la Cruz de Guía, acompañada de un sudario, la que encabezó el acto en el exterior, marcando el inicio del recorrido por las empinadas calles del entorno del castillo.
A lo largo del itinerario, se recitaron con solemnidad las meditaciones correspondientes a cada una de las estaciones del Vía Crucis, invitando a los asistentes a una profunda reflexión espiritual. El silencio, solo roto por las oraciones y lecturas, envolvió a los presentes en un ambiente de recogimiento.
El Arzobispo Mario Iceta impartió la bendición final, dedicando unas palabras de consuelo y esperanza dirigidas a los enfermo
Las laderas del Castillo acogieron el acto de meditación y oración
La procesión, una de las más simbólicas de la Semana Santa burgalesa, se celebró con gran asistencia pese al frío