El expresidente de la Federación de Fútbol Luis Rubiales se sienta este martes, 11 de febrero, frente al juez que le juzga por delitos de agresión sexual y coacciones para dar su versión del beso en los labios que dio a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial en 2023 y que ella asegura que no consintió.

La séptima jornada del juicio que acoge estos días la Audiencia Nacional estará protagonizada por los cuatro acusados -Rubiales y tres exdirectivos federativos cercanos a él y acusados de coaccionar a Jenni Hermoso para que dijese que el beso fue consentido-, quienes previsiblemente tomarán la palabra tras finalizar la fase pericial.

Antes que los acusados declararán por videoconferencia, a petición de Luis Rubiales, varios peritos sobre el informe de lectura de labios de las palabras que el expresidente federativo asegura que pronunció antes de besar a Jenni Hermoso, y sobre la autenticidad del vídeo analizado para dicha pericial.

Rubiales sostiene que pidió permiso a la jugadora para darla un beso en los labios durante el saludo de autoridades, tras la victoria del Mundial en Sidney de agosto de 2023, algo que la internacional ha declarado que ni percibió ni hubiese consentido de todos modos.

Y en esa idea abundará el expresidente de la Federación en su declaración como acusado. Tras seis jornadas sentado a la izquierda de su abogada, Olga Tubau, con la que ha ido comentando, a veces con gestos de disconformidad, las comparecencias de los testigos, Rubiales se sentará frente al juez José Manuel Fernández-Prieto para dar su versión de lo ocurrido.

Presidente de la Federación de Fútbol desde 2018 hasta el 10 de septiembre de 2023, cuando finalmente salió de la RFEF tras prometer días antes que no lo haría, Rubiales defiende que no cometió ningún delito.

En su escrito de defensa, mantiene que Jenni Hermoso le dio su "consentimiento" y justifica el beso como "una manifestación de euforia, de máxima alegría y satisfacción", al tiempo que niega haberla coaccionado o haber pedido al resto de acusados que mediaran con ella o su familia. Una versión diametralmente opuesta a la que dio la acusada.

También el exseleccionador Jorge Vilda, el exdirector deportivo de la Selección masculina Albert Luque y el exjefe de markéting de la Federación Rubén Rivera negaron ante el juez que investigó el caso haber presionado a la jugadora o a su familia, y harán lo mismo este martes.

Los tres se enfrentan a una petición de un año y medio de cárcel por un delito de coacciones, mientras que las acusaciones piden para Rubiales un año más -dos años y medio en total- por agresión sexual y coacciones.