Puerta grande para Talavante en las 'rebajas de Burgos' con fiasco ganadero de Bañuelos

La deslucida selección de astados se cargó una tarde de toreo

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Puerta grande para Talavante en las 'rebajas de Burgos' con fiasco ganadero de Bañuelos
Verónica Fernández Ramos
Verónica Fernández Ramos
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El diestro Alejandro Talavante, que ha cortado una oreja a cada toro de su lote, ha sido el triunfador de la tercera corrida de la feria de Burgos, un triunfo de lo más generoso en una tarde en la que Juan Ortega cortó una oreja y Diego Urdiales vio silenciada su actuación.

Se cumplió el dicho taurino de corrida de expectación corrida de decepción. El deslucido encierro de Bañuelos se cargó la tarde, con el depósito de la fuerza y de casta en la reserva, por lo que la función transcurrió por los derroteros del tedio.

Talavante recibió al segundo con vistosos faroles, lanceando cadencioso a la verónica en su recibo. Manejable pero flojo, el de Bañuelos soltaba la cara al final del muletazo. Poco favor le hizo Talavante con las brusquedades en la apertura de faena, dentro de un conjunto con altibajos, en el que no dio con la frecuencia adecuada para que aquello tomara vuelto. La letal estocada le valió el trofeo.

Algo más de brío que sus hermanos tuvo el castaño quinto, sin embargo, fue una falsa esperanza, pues empezó a acortar el viaje y defenderse en la tercera tanda. Talavante intentó tirar de ?Tintero? en una faena sin limpieza, donde se sucedieron los enganchones. Lo peor fue que tras el bajonazo final cortó otra oreja...

Apuntes de Juan Ortega con el tercero, manejable pero que nunca se entregó, siempre a media altura, quebrantado por un tremendo golpe contra las tablas en el primer muletazo. El trianero firmó trincherazos y algunos remates muy toreros, mostrándose por encima de las deslucida condición de su oponente. Contundente con la tizona en el segundo envite.

Corretón el castaño sexto, se marcó dos vueltas al ruedo de salida. Lo recogió con el capote Juan Ortega, con verónicas de desigual temple, aunque resultó preciosa la media que abrochó el recibo. Empujó el animal en el tercio de varas en el que se agarró bien Manuel Quinta.

Agarrado a las tablas Ortega inició la faena, con sabor añejo, muy torero. Manejable, aunque pegajoso en su embestida este sexto, con el que Ortega se afanó en un trasteo con momentos brillantes y otros en los que estuvo embarullado. Se perfiló en la larga distancia dejando una estocada baja pero fulminante tras pinchar.

Inédito quedó Diego Urdiales con el que abría festejo, afligido, echó la persiana al minuto uno. Decidió acertadamente el riojano al irse a por la espada de matar.

Con el correoso cuarto, con problemas en los apoyos, lo intentó Urdiales sobre la diestra. El de Arnedo no le pudo apretar, a la mínima el de Bañuelos perdía las manos. A mitad de faena dejó algún natural de bella factura. Le costó un mundo a Urdiales encontrar la igualada, el toro no paraba de escarbar.

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